viernes, 14 de noviembre de 2014

Por inercia, no por ganas.

Siguió teniendo la impresión de que se había equivocado, un día más. Hacía ya tiempo que sabía que no había tomado la decisión correcta. Hacía ya demasiado tiempo que seguía a delante únicamente por seguir y no por querer hacerlo en realidad.

Todo se había vuelto demasiado complejo y ambiguo, había dejado ya de valer la pena. El camino se había convertido en un sinsentido, en una sucesión de acontecimientos inconexos que no llevaban a ninguna parte. 

Una y otra vez la misma idea rondaba por su cabeza, imaginando todo lo que podría haber pasado si las cosas hubiesen sucedido de otra forma; si las decisiones se hubiesen tomado en otra dirección. ¿En cual? Ni él mismo lo sabía. 

Sabía que el rumbo era otro, diferente al tomado, pero no sabía cual. Tenía la necesidad de cambiar todo aquello que hacía, de sentir que hacía las cosas por convicción, por voluntad y no únicamente por obligación.

Pero una vez más, en lugar de luchar por cambiar todo aquello que no le hacía feliz, pensó que a todo se acabaría acostumbrando; que sería una etapa, e incluso que dejando de pensar en ello el problema desaparecería. 
El tiempo le hará darse cuenta de que los parches no solucionan nada, que solo son soluciones temporales que van haciendo más grande el problema en lugar de abordarlo como es debido. 

Hasta entonces, seguir hacia adelante por inercia y no por ganas.  


No hay comentarios:

Publicar un comentario