domingo, 30 de noviembre de 2014

Y siguió andando

Volvió a preguntarse el por qué. Quería saber la razón de todo lo que estaba pasando. Veía que poco a poco las vidas de todas las personas de su alrededor iban cogiendo forma, iban yendo a mejor. 

Una vez más empezó a imaginar las razones que le llevaban a estar como estaba. Empezó a darle vueltas a todo lo que pasaba por su cabeza; analizándolo, sin sacar ninguna conclusión clara. Sufriendo. 

Siguió así más tiempo del que hubiese deseado, pensando, llorando, sintiendo demasiadas cosas que era incapaz de controlar. Tenía la necesidad de que algo empezase a ir bien; necesitaba huir. 

Salió precipitadamente por la puerta de casa, sin pensar ni siquiera dónde pretendía ir. Quería perderse, necesitaba evadirse. Subió el volumen de la música más de lo que sus oídos podían soportar y echó a andar. 

No fue consciente del tiempo que estuvo perdido por las calles, ni de que la lluvia le había calado hasta los huesos. Sólo era consciente de sus pensamientos, que se escuchaban a gritos dentro de su cabeza. 

No podía hacer nada. No sabía qué hacer. Seguir, andar, huir. Hubiera querido ser lo suficientemente fuerte como para poder continuar con todo como si nada estuviese sucediendo. Pero no lo era.

Se limitó a ver como sus lágrimas se confundían con la lluvia. 

Y siguió andando. 

no sabía dónde;
pero iba lejos. 

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